-Eres peor que el despertador-dijo entre risas mi padre.
Miro el despertador y se llevo las manos a la cabeza, eran las 7 una hora más y mi padre llegaría tarde al trabajo, se quejaba de que yo le despertase, pero mi forma de despertarle era más efectiva que la del despertador.
-Jajajajajaja, ya bueno, pero yo por lo menos yo te despierto no como esa cosa- mire al despertador con mala cara.
-Ya bueno igual es que se ha…
Fue empezar a decir esa frase y el timbre interrumpió a mi padre, baje corriendo las escaleras y abrí la puerta, al otro lado de la puerta estaba Angel, me preguntaba que hacia a esas horas en mi casa, pero me daba igual, me acerque a él y le di un beso.
-Hola, cariño-dijo Angel entre risas.
-¿Qué haces aquí?-mi entras le daba un abrazo.
-Pues como pasado mañana va a ser el día de Navidad pues pensé en venir a buscarte para comprar los regalos.
Era una buena idea pensando que todavía no le habías comprado nada a tu padre, con la prisa de los últimos exámenes se te había olvidado, pensé que Angel había tenido una buena idea, le sonreí y le di un abrazo.
-Buenos días Angel-dijo mi padre mientras bajaba las escaleras y se arreglaba la corbata.
-Buenos días señor…
-No me trates de usted, que sino parece que soy más mayor.
-Vale, si le gusta más de esa forma.
-Papa, o desayunas ya o me da a mí que el coche no te va a dar el desayuno.
-Ya claro, me dices a mí que desayune, pero va a ser que la señorita Paula no ha desayunado.
-Bueno papi, pero yo no tengo que ir a trabajar.
-No te preocupes Leo, la invitó yo a desayunar fuera- dijo Angel con una sonrisa.
Le mire sorprendida, Angel había por fin llamado a mi padre por su nombre y no señor. Los tres meses que había estado con él, Angel le había llamado a mi padre señor o señor Leonel, hoy por fin llamo a mi padre, como él quería.
-Vale, pero ir con cuidado.
-Si, papa.
Mí padre se dirigió a la cocina y yo le pedía a Angel que me esperara, ya que no seria cuestión de salir a la calle en pijama, subí las escaleras corriendo y me encerré en mi habitación para poder vestirme. Abrí el armario y saque unos pantalones vaqueros, una camiseta blanca que ponía “never give up” y una chaqueta azul oscuro, me vestí lo más deprisa que pude, me calce y me arregle el pelo, cuando creí que ya estaba lista para salir cogí mi bolso y mi móvil, abrí la puerta y baje las escaleras. Cuando ya estuve al lado de Angel le di dos besos a mi padre, cogí las llaves de casa y salí de casa, Angel hizo lo mismo.
-Bueno a ver preciosa, ¿a dónde quieres ir a desayunar?- dijo Angel mientras se acercaba a mí.
-Bueno, teniendo en cuenta que son las siete y media, y que a estas horas hay pocas cafeterías abiertas, pues…vamos al Vip.
-Pues al Vip vamos.
Fuimos andando hasta aquella cafetería, ya que no estaba muy lejos de mi casa, bueno suponía que pasaría todo el día con Angel, aunque llamaría a Lay para que fuese ayudarme a elegir el regalo de Angel.
Llegamos al Vip más rápido de lo que me esperaba, entramos y nos sentamos en una de las mesas más cercanas a la salida, un camarero nos tomó nota, mientras esperábamos a que nos trajeran nuestros desayunos en la radio empezó a sonar “Not alone” era mi canción favorita, porque me recordaba que no estaba sola. Angel me miró con una sonrisa, me acerque a él y le di un beso en los labios, unos cinco minutos después el camarero llego con nuestros desayunos, para Angel un descafeinado y para mí un chocolate bien caliente.
-He pensado que en Noche Buena podríamos ver una peli a mi casa o que en Noche Vieja podríamos salir a cenar- dijo Angel mientras le daba un sorbo a su descafeinado.
-No es mala idea, yo creó que mi padre me dejara, bueno, no creo, estoy segura de que me dejara, ¿tus padres?
-Si me dejan, de echo lo hable con ellos y dicen que es buena idea…te quiero.
-Y yo a ti.
Seguimos hablando mientras nos bebíamos el descafeinado y el chocolate, acabamos pronto de tomar el desayuno y eso que nos habíamos entretenido desayunando y mirando la televisión. Salimos del bar y vimos unos débiles rayos de sol detrás de un edificio, a esa hora nos suponíamos que pocos centros comerciales estarían abiertos, no sabíamos a donde iríamos en ese preciso instante, por lo que decidimos perdernos.