Me apretó contra
él como sino quisiera que huyera, podía sentir el latir de su corazón, notar su
respiración y llegar a adivinar todo lo que él había sentido estos últimos
días. Sabía que me había pasado con él, incluso quizá he jugado con sus
sentimientos. Pero no sabía si le quería de verdad y no quería engañar a Angel.
Era como si cada abrazo, cada caricia o cada beso de John me ahogaran y en
cierta parte era verdad que me ahogaba la culpa. Me tenía que separar de él, no
podía soportarlo, yo le estaba haciendo daño, pero el tampoco se quedaba atrás.
No podía hacerle esto a Angel, si se enteraba no volvería a mirarme a la cara,
ni volvería a quererme. “Los errores que cometa hoy, los pagare mañana” me
decía siempre para mi misma, por lo que me separe de él.
-John por favor para, no puedo hacerlo.
-¿No puedes hacer
que?
-Intentar quererte
y sobre todo…no puedo hacerle esto a Angel, no esta bien.
-Ya sé que no esta
bien, pero es que conmigo nunca nada esta bien. No te estoy pidiendo algo
imposible, sabes que esto es posible.
-Si, sería posible
si me hubieras dejado despedirme de Angel. ¡Si me hubiera despedido de él le
hubiera dicho que quería cortar, pero sabes las cosas no fueron así, tu hiciste
que no fueran así!-le dije sin poder evitarlo gritándole y rápidamente
recapacitando- Siento gritarte, pero es que estoy…rara…no sé ni que hago.
-¿Te acabas de
oír? Primero piensa en lo que has dicho, ya me dirás-dijo a la vez que nadaba
hacia la orilla-voy a vestirme para ir a cenar fuera…te aconsejo que hagas lo
mismo.
-Me voy a quedar
un rato más en el agua, después voy-dije a la vez que pensaba en lo que había
dicho.
La tarde me había pasado volando y yo seguía pensando en lo que había dicho, en realidad no hacía falta que lo repitiera una y otra vez, ya que se lo había gritado de tal forma que se había quedado grabado en el disco duro de mi cerebro. No sabía ni de donde había salido aquella oración que ahora tanto me aterraba, me dolía y me liberaba, esta claro de que de mi cerebrín no había surgido. Tenía que haber salido de otra parte. Me sumergí para intentar verlo todo más claro, pero no surtió efecto. Tenía ganas de seguir en el agua hasta que mis pulmones me fallaran, hasta que me convirtiera en sirena, pero no iba a ser así. Tenía cosas más importantes que hacer que soñar a ser un ser fantástico. Volví a la superficie y respire, nade hacia la orilla y volví a casa. Tras un par de minutos en la ducha y otros tantos buscando la ropa adecuada para salir a cenar acabe sentada en el sofá esperando a John. Me había puesto un vestido playero de color azul claro y unas sandalias a juego, John iba con unos vaqueros cortos y una camisa de cuadros azules y blancos. Me esperaba a un John trajeado al estilo los hombres de negro, pero parecía ser que había cambiado de armario. Poco después estábamos cenando en una pizzería de aquel alegre lugar, que por las noches parecía celebrar un festival de carnaval, pero por mucha alegría que emanase de él nada podía hacerme olvidar la preocupación que me surgía por Angel. Necesitaba una cerveza o cualquier otra bebida alcohólica urgentemente, tenía que olvidar aunque fuese por una noche, John se dio cuenta de mi preocupación. Por lo que pedí cuanto antes una cerveza al camarero.
-¿Sabes que el alcohol no resuelve todos los males? Ni las preocupaciones, que por cierto no entiendo a que vienen. Cuando te “secuestre” en Londres no te preocupaste.
-Eso se debía a
que estaba dentro del mismo país que Angel y debido a mi mal humor no corría
ningún peligro contigo.
-A con que soy un
peligro… ¿en qué sentido?
-En todos los
sentidos…
-No, pero tu te
estas refiriendo a uno en especial…y guapa a eso no se le llama ser un peligro,
se le llama ser un casanova.
-No se como se le
llama, pero para mi sigues siendo un peligro…
-Sino me vuelvo
ciego…acabare siéndolo…-dijo con una sonrisa pícara.
Poco después de la
cena nos volvíamos a casa con un interminable silencio entre nosotros, las olas
eran como un concierto y el resto de los ruido los espectadores. Abrí la puerta
de mi habitación y me tire encima de la cama como sino hubiera dormido en una
semana, pero refugiarme en la cama durmiendo no iba a servir para que los
sueños no causaran sus estragos.
(POV John)
Pasada la media
noche…
La oí gritar,
llorar, me levante alarmado. Corrí hacia su habitación, entre en ella y vi su
sombra agazapada en la cama como cuando una niña pequeña tenía miedo. Aquella
imagen me causaba ternura, pero no descartaba la risa.
-Paula ¿estás
bien? ¿Qué te pasa?
-Nada…déjame-dijo
llorando.
Me senté en su cama y la abrace, sus lágrimas no cesaban, no entendía que le pasaba.
-¿Por qué lloras? ¿Qué te pasa?
-…una simple
pesadilla…-dijo abrazándome.
-¿Y qué pasaba en
ella?
-…te ahogabas…-dijo
entre lagrimas-por mi culpa…soy una estúpida podía haber nadado hacia ti y
salvarte, pero no se porque no lo hice-dijo a la vez que lloraba y se pegaba más
a mi.
-Pero solo ha sido
un sueño, estoy aquí vivo y coleando. Desde luego menudos sueños tienes
sirenita, aunque bueno te falta la cola de pez-dije a la vez que le sacaba la
lengua y le arrancaba una sonrisa.
Porque aunque en aquel cuarto la oscuridad reinara se podía ver como los ojos y la sonrisa de Paula brillaban. Quise volver a mi cuarto y seguir durmiendo, pero acabe durmiendo con ella, abrazándola dándole la señal de que seguía allí junto a ella. Desde luego menudos sueños tiene mi sirena, podía averiguar que se sentía culpable de todos los males que me había causado.
Espero que os haya gustado el capítulo, comentar, votar, besitos.
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