La intranquilidad que sentía me corroía por
momentos, Víctor no me había contado todo, no me había dicho ni la mitad de lo
que yo creía que me iba a contar, todavía quedaba un vacío por rellenar en mi
interior. Según él, había cosas que no tenía quien ser él quien me las contase.
Lo poco que me había contado era cosas como “mi padre me separo de ti porque lo
veía necesario ya que podrías ser una mala influencia” o “mi padre dijo que tu
padre era un irresponsable, que todo lo que había pasado era culpa suya”. Era
poco, pero tenía el suficiente peso para que yo estuviese enfadada, en ese
momento mis pensamientos fueron atropellados por una marabunta de palabras que
describirían a mi “querido tío”, se me paso una idea como “échale la culpa al
muerto total, esta muerto”, supongo que esto mismo pensó mi tío. Llegue a casa
de Andrea, llame a la puerta y la pequeña Kris la abrió. Llevaba puesto su
pijama azul de pingüinitos y tenia la boca llena de chocolate, era la pura
imagen de la hermanita pequeña que yo hubiese querido tener, Kris tenía 4 años
y debía de ser una de la niñas más dulces que yo hubiese visto.
-¡Paula!-grito la niña al verme y se tiro encima de
mí-¿a qué no sabes que estoy comiendo?
-Pues…no lo se…es que me es muy difícil adivinarlo.
-Me estoy comiendo el chocolate de Andrea.
-Como se entere te come…
-No, creo-dijo con inseguridad.
-Pues a los chicos del instituto se los come-dije
entre risas-Por cierto ¿esta en casa?
-Si esta arriba, pasa.
La pequeña niña me hizo un gesto invitándome a
pasar, subí las escaleras tras de ella. Cuando llegamos a la habitación vi como
se tiraba encima de Andrea y la llenaba de chocolate dándole besitos en las
mejillas. Andrea se reía, he intentaba quitarse de encima ha aquella pequeña
niña.
-Para canija que me haces cosquillas-decía Andrea
riéndose.
-Menos gracia te va hacer cuando vayas a comprobar
tu chocolate.
-¿Qué?
-Me lo he comido todo…-dijo la niña con una sonrisa
triunfante.
-Así…
-Sí.
-Pues te voy a comer…
La pobre niña salió de la habitación corriendo,
gritando y llamando a su madre, “mami Andrea se come a los chicos del instituto
y ahora me quiere comer a mi” decía Kris. Mire ha Andrea, que me miraba con una
sonrisa de oreja a oreja. Por un momento nos sumimos en el silencio, pero
enseguida recobre las ganas de hablar, me senté a su lado y cerré los ojos
intentando calmarme, respiro hondo.
-¿Qué tal la charla con Víctor?
-Pues…la verdad…se me ocurren muchas palabras para
describirla, pero te lo voy a resumir. Mi tío no es el bonachón que parecía.
-Entonces ¿quién es?
-Es alguien que quizá me vuelva a perder…
Mire al suelo buscando los pequeños trozos de mi
corazón roto, pensando en lo poco que yo tenía que peder, más bien en nada. Joy
protegería a Richard de volverlo a pasarlo mal si yo me iba, a Víctor, no se
hasta que punto podría interesarle, ¿podía sentirse en un par días cariño hacia
una persona a la que llevas sin ver 12 años y de la que apenas te acordabas?
Deje que mi imaginación causara estragos en mi mente, no me importaba nada, ¿A
dónde iría? No lo sabía, pero me daba igual, hasta morirme me daba igual, pero
algo dentro de mí hizo que las cosas cambiaran. Si pensaba que no tenía razones
para estar en este puñetero mundo estaba equivocada, Angel era mi razón.
-Oye ¿que te parece si nos ponemos hacer los
deberes?-dijo Andrea sacándome de mis pensamientos.
(POV Angel)
Las gotas cubren cada milímetro del ventanal de la
cafetería, aburrido pienso en ella, cuento los días que le faltan para verla.
Suena en la radio “Thank you for living me” de Bon Jovi, sorbo a sorbo voy
acabando mi chocolate, miro fuera del local y veo como la gente corre para no
mojarse. Acabo mi chocolate, pago la cuenta y salgo de la cafetería, aunque no
se que dirección tomar ando ensimismado bajo la lluvia. Pienso en volver a
abrazarla, acariciarla, me doy cuenta de cuanto añoro sus besos, se podría
decir que no vivo sin ella, no es que mi vida se pare, sino que se le hace más
lenta y sin embargo tengo ganas de vivirla rápido. He decidido mi destino, por
lo que me hecho a andar más rápido de lo que iba. Llego a la playa de mi
infancia, donde puedo recordar todo lo que viví con Paula, añorarlo, sentirlo,
llorarlo, estoy seguro de que la volveré a ver, no quiero llorar. Me siento en
la arena esperando que algo ocurra, quizá me trague una ola, sería una pena que
no lo hiciera. Sigo sentado, intentando que una ola me trague. Noto como
alguien se sienta junto a mí, me giro y veo a una chica con el pelo por los
hombros y negro, sus ojos eran grandes y azules, me sonreía, yo le conteste de
la misma forma.
-Hola-me dijo ella.
-Hola.
-¿Qué tal?
-Bien-dije desconcertado.
-Me llamo Alicia.
-Angel-le sonreí.
-¿Esperas a alguien?
-Sí, a una ola que me trague.
-¿Y eso?
-Problemas.
-Ya veo que lo tuyo es la brevedad.
-Depende para qué…-dije insinuante.
-¿Y para qué no lo eres si se puede saber?-río.
Me encogí de hombros sonriendo, suspire y mire al
mar.
-¿No me vas a contar lo que te pasa?
-Eres un poco cotilla.
-Un poco, pero a veces es bueno serlo.
-Si tú lo dices…
-Pues sí, lo digo yo.
-…
-Ahora en serio, ¿no me vas a contar que te pasa?
-Demasiadas cosas…
-Tengo tiempo.
Y se lo conté. No se por qué, pero se lo conté.
-¿Y si te vas a Londres con ella?
-¿Qué?
-Pues eso, que te vayas a Londres.
-Pero mi vida esta aquí.
-Pero ¿tu vida no era ella?
-No me líes.
-No te lío, si me lo acabas de decir tú.
-Bueno vale, tienes razón.
-Claro que la tengo, siempre la tengo.
-Además de lista, humilde-dije irónicamente.
-Y tú, además de romántico, simpático-dijo con la
misma ironía.
Hola, bueno aquí tenéis un capítulo más, esperamos que os guste, no es muy largo y sentimos haber tardado tanto en subirlo, pensamos que no os va a desagradar. Comentar, besitos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario