Ingrid por su parte, seguía peleando
por mi custodia, pero podría decirse que estaba más lejos de conseguirla que a
su llegada a Londres; mi tío Richard no le daba muchas facilidades y tampoco
parecía tener intención de darse por vencido en cuanto al tema.
Y yo... Pues yo más de lo mismo.
Seguía hablando todas las tardes con Angel, contándonos nuestras cosas,
hablando un poco de todo, aunque en los últimos días el tema principal de
nuestras conversaciones era Lay. Angel iba a visitarla siempre que podía, yo se
lo había pedido, pero sé que aunque no lo hubiese hecho iría igual. Eran como
hermanos, y podía notar en la voz de Angel cuando hablábamos del tema lo mal
que lo estaba pasando, aunque siempre intentaba animarme, diciéndome que
saldría de ésta, que no se iba a morir.
Que no se iba a morir.
Eso fue lo que yo le dije a Lay cuando
me dio la noticia. Se lo dije con total seguridad, confiando en que tendría
razón. Tenía que tenerla. No se podía morir. Le prometí algo que ni siquiera yo
sabía si pasaría. Algo que no dependía de mí, pero, ¿qué, si no, le podía
decir? Tenía que ser fuerte por ella.
...
El paso de los días había traído
consigo la vuelta al instituto. Pero esta vez era distinto. Ya no era la vuelta
a la rutina de todos los años después de Navidad. O sí, pero a una rutina que
no era la mía. A una rutina a la que poco a poco tendría que ir acostumbrándome.
El instituto no estaba mal, pero no
dejaba de ser un instituto. Aburrido, y más si no conoces a nadie. Yo solo
tenía a Andrea, la hija de Ingrid. Nos conocimos días después de mi llegada a
Londres y poco a poco nos fuimos haciendo inseparables. Solemos quedar por las
tardes para hacer la tarea y hablar de nuestras cosas. Tardes como la de hoy.
Intento concentrarme en los malditos
problemas de matemáticas. ¡Cómo si no tuviera ya bastantes problemas con los
míos!
De repente suena el timbre. Estoy sola
en casa, así que, o bajo a abrir o quien quiera que sea se queda fuera
mojándose. Opto por la primera opción.
Abro la puerta y veo a Andrea.
-Anda que... ya podías haber tardado
menos en abrirme... ¡Mira cómo estoy!- Protesta señalando su pelo empapado.
-Pasa anda...-Río.
Subimos a mi habitación y nos ponemos
a hacer los deberes, que no son pocos.
Tres cuartos de hora más tarde,
después de muchos "esto no lo entiendo" por mi parte, y muchas
explicaciones por parte de Andrea, al fin acabamos con las matemáticas. Solo
queda filosofía, con Sócrates y su "sólo sé que no sé nada" y algunas
frases más, parecidas a esa, apenas comprensibles para la mayoría de los
mortales. Pero a mí me gustan. Mi padre siempre decía que yo era más de letras,
que había salido a mi madre. Y probablemente tuviese razón. Apenas conocí a mi
madre, pero me gusta que digan que me parezco a ella.
Y volviendo a la filosofía, hoy toca
Voltaire. Esto se me da bastante mejor que a Andrea, así que esta vez soy yo
quien la ayuda con la redacción que el profesor nos pidió.
-Buff esto me gusta cada vez
menos-Protesta Andrea- ¡Qué más me dará a mí las frases que haya dicho este tío
hace siglos!
-Pues a mí me gusta bastante-Digo
aun riendo por la frase de Andrea- y creo que las frases tienen
lógica. Te puedo asegurar que ni a ti ni a mi se nos hubieran ocurrido...
-Ya... pero al menos a ti y a mí se
nos ocurre ir a la peluquería de vez en cuando porque este ni eso... ¡Mira qué
pelos por Dios!- Dice señalando una foto del filósofo francés que sale en el
libro.
Yo no pude evitar reír ante ese
comentario tan... tan suyo.
-Y por cierto, ¿tú qué tal con
Josh? Últimamente estáis muy juntos...-Dice Andrea cambiando de tema.
-Y dale con lo mismo... ¡Qué yo no
quiero nada con él! Estás pesadita con el tema eh...
-Bueno bueno, tu dirás lo que quieras,
pero al chico se le ve muy interesado en ti, y, ¿para qué engañarnos? No está
nada mal...
Sonrío dando por finalizada la
conversación, principalmente porque no sé que más decirle. No quiero reconocer
que tenga razón.
Josh es un compañero de clase. También
viene de otro país. De Bélgica más concretamente. Y sí, parece interesado en
mí. Y sí, es guapo. Pero nada más, yo no quiero nada con él porque quiero a
Angel. Ya está, es así de simple, pero parece que tanto a él como a Andrea les
cuesta entenderlo. Doy el tema por finalizado, pero
Andrea vuelve a la carga.
-Bueno, ¿entonces qué?
-Qué... ¿de qué? Ya te lo dije-Digo
algo molesta.
-Pero Angel está en España y tú estás
aquí...-Insiste.
-¿Y?
-¿Cómo que "y"? Pareces
tonta hija...
-¿Perdona?
-A ver, no quiero que te enfades ni
mucho menos, yo lo único que digo es que estáis a miles de kilómetros. ¿Quién
te asegura a ti que no se cansará de esperarte?
-No lo hará. Confío en él. Me lo
prometió-Digo muy seria.
-Las promesas son solo palabras...-
Dice haciendo que yo no aguante más y me ponga histérica.
-¿¡Quieres dejarme ya en paz con el
temita!? ¡Sí, Angel y yo estamos muy lejos el uno del otro, pero me da igual,
yo sé que me quiere y con eso me basta!
Andrea agacha la cabeza ante mis
gritos y se dispone a salir de mi habitación.
-Lo siento...-Digo provocando que se
pare frente a la puerta y se gire para mirarme- No debí haberme puesto así, de
verdad que lo siento.
-No, la culpa es mía-Dice aún tensa-
No sé por qué te dije eso. Sé lo mal que lo estás pasando y...
Y la abracé. No podía hacer otra cosa.
Me había pasado mucho con ella.
Me correspondió el abrazo y me secó
las lágrimas que habían salido de mis ojos.
-Sé lo mucho que quieres a Angel y no
debí dudar de que él sienta lo mismo por ti.
-Que no te preocupes, en serio, no es
nada-Sonrío.
-Eres la mejor persona que conocí
nunca Paula- Me devuelve la sonrisa.
-¡Exagerada!-La abrazo nuevamente y
así nos despedimos.
Cuando Andrea sale de mi casa cierro
la puerta a mis espaldas y subo a ducharme.
Tras algo más de veinte minutos bajo
el agua, salgo de la ducha y me dirijo a mi habitación para ponerme el pijama,
pero nada más salir del baño, escucho mi móvil sonar. Corro hacia la habitación
y lo cojo, comprobando que es quien yo me esperaba. Angel.
-¿Si?
-¿Cómo está la chica más guapa del
mundo?-Dice él.
-Creo que se ha equivocado de número,
no soy Angelina Jolie-Digo aguantándome la risa.
-Jajajajajaja tonta…
-Vaya, gracias…-Me hago la indignada.
-¿Qué tal todo por ahí?-Dice cambiando
de tema.
-Pues más o menos igual, las cosas no
cambian mucho, ni para bien ni para mal, ¿tú que tal?
-Bueno, más o menos también, echándote
muchísimo de menos…
-Y yo a ti-Digo con voz triste.
-Bueno y ¿el insti que tal? ¿Muchos
chicos guapos?
-Pues la verdad es que hay alguno que
otro que no están nada mal eh- Digo picándole.
-¿Ah si?-Dice con tono de
sorpresa.-Pero les habrás dejado claro que eres solo mía, ¿verdad?
-Bueno, tanto como claro claro… no sé
yo lo claro que les habrá quedado jajajaja
-A mí no me hace ninguna gracia eh, a
ver si voy a tener que presentarme ahí y decirles cuatro cosas bien dichas a
los ingleses esos…-Dice aun bromeando.
-¡Qué es broma tonto!
-Más les vale…
-Aunque…
-¿Aunque?-Dice ahora más serio.
-No se, nada, déjalo.
-No no, ahora me lo dices…
-Es que hay un chico en nuestra clase
que… bueno, digamos que parece más que interesado en mí, pero nada importante…
-¿Cómo que nada importante? O sea,
¿un tío intenta ligar con MI novia, y no es nada importante?-Dice algo
molesto.
-Pues no, no es nada importante porque
yo te quiero a ti-Digo tranquilizándole, y noto como sonríe al otro lado del
teléfono.
-Bueno, siendo así… pero… ¿es guapo?
-Mucho. Rubio, de ojos azules.
-¿Alto?
-Como tú, o quizá algo más-Sigo
tomándole el pelo.
Espero su respuesta, pero el silencio
es lo único que se escucha al otro lado de la línea.
-¿Angel?
-¿Paula?-Dice imitándome.
-¿Estás celoso?-Pregunto esperando un
sí como respuesta.
-¿Yo? No…
-¿NO?-Digo sorprendida.
-¿Tendría que estarlo?-Pregunta.
-No, pero…
-Jajajaja es broma tonta. Claro que
estoy celoso, mucho, me hierve la sangre solo con imaginármelo, pero confío en
ti.
-Es la segunda vez que me llamas tonta
hoy…-Digo intentando cambiar de tema, ya que me ha “emocionado” lo que me dijo.
-No me cambies de tema eh-Dice riendo.
-¿Y qué quieres que te diga?-Pregunto.
-No se, algo…
-Te quiero-Digo sin dudar.
-Estas ñoña hoy eh
-¿Estas ñoña hoy? ¿Cómo que “estás
ñoña hoy”? No sé, me esperaba un “Yo a ti también Paula” pero “estás ñoña hoy…”
–Digo indignada.
-Pues claro que yo a ti también tonta,
más que a nada en el mundo, más que a mi vida, pero pensé que eso ya lo sabías…
-Ya van tres veces TONTO-Digo.
-Jajajaja me encantas
-Tu a mí más-Digo feliz.
-No, tú a mí más.
-Eso no lo puedes saber, porque no
sabes cuánto me encantas tú a mí para saber si yo te encanto más de lo que tú
me encantas-Digo haciéndome un lío yo mima.
-Dios, creo que me perdí en el primer
encanto-Dice riendo.
-¿Sabes? Es la primera vez en los
últimos días que no hablamos de Lay, y me siento mal por pensar sólo en
nosotros…
-Ey, eso no es nada malo, Lay va a
estar bien, ya lo verás. Y nosotros también vamos a estar bien. Esto solo es
una mala racha…
-Es que se me junta todo- Digo sin
poder evitar llorar.
-Princesa no llores, piensa que esto
es una prueba del destino, y que tú eres fuerte y la vas a superar, porque lo
eres.
-Sí…-Suspiro aun con lágrimas en los
ojos.
De repente escucho la puerta de
entrada abrirse y a mi tia Joy hablar con alguien y pedirme que baje a ayudarla
a preparar la cena. Le grito un “ahora voy” y vuelvo a mi conversación con
Angel.
-Angel tengo que dejarte, mi tía acaba
de llegar y pronto vamos a cenar...
-Está bien, cuídate mucho, princesa
-Tu también.
-Te quiero-Dice.
Me arranca una sonrisa más, otra de
las tantas de esta tarde, convenciéndome (por si aun tenía alguna duda) de que
las conversaciones con él son la mejor parte del día, y solo puedo responder:
-Yo más.
Y cuelgo. Me pongo el pijama porque si
no probablemente coja una pulmonía después de tres cuartos de hora mojada y
enrollada en una toalla y bajo a cenar, aunque de haber sabido la cena que nos
espera, hubiera preferido irme a la cama con hambre.
Bueno esperamos que este capítulo os guste, muchas gracias por leer. Comentar, besitos.
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