Paralizada, mis ojos no podían dar crédito a lo que
estaba viendo, no sabía que hacer. Angel y John se estaban peleando. Me acerque
e intente separarlos, pero un puñetazo de Angel me derribó. Había sido sin
querer, el no miraba por quien estaba a su alrededor, estaba pendiente de
partirle la cara a John. Alguien intento levantarme y lo consiguió, una chica
de pelo negro, flequillo recto y ojos azules como el mar me sonreía intentando
animarme. El dueño del local también intento separarlos, cuando por fin lo
consiguió lo primero que hizo fue echar a John fuera, lo siguiente fue mirar si
yo estaba bien. Porque aunque no estaba metida en la pelea, uno de los
puñetazos fue a parar a mí. El dueño debía de tener unos 50 y tantos años, con
cara de bonachón, parecía tener una paciencia inagotable.
-Tome señorita, póngase este hielo en la mejilla
para bajar la hinchazón-me dijo- también esta sangrando por el labio, espere
que le traigo algo para cortar la hemorragia.
-Gracias-le dije con una sonrisa.
El señor se marchó alegre cantando, a pesar del
disgusto que se había llevado esa tarde. Angel me miraba preocupado, yo ni
siquiera le respondí con una mirada de “estoy bien” porque no lo estaba. Le
había dicho que no se peleara con John, pero debe ser que hablo en chino. El
dueño del establecimiento vuelve con algodón y una bolsa de hielo algo más
pequeña que la anterior.
-Aquí tiene señorita.
-Gracias.
Me limpie el labio con el algodón y me puse el
hielo. Tenía ganas de salir de allí e irme a mi casa, pero me quede allí hasta
que Angel comenzó a hablar.
-Lo siento, no quería pegarte. Es que ni siquiera te
vi acercarte…
-Angel lo que me duele no es el puñetazo, lo que me
duele es que no me hagas caso cuando te hablo, te había dicho que no te
pelearas con él…
-Pero el empezó…
-No creo que seas un niño pequeño para que empieces
con eso…
-Pero…
-¿Por qué comenzaste a pegarle?
-¡Qué yo no empecé!
-…
-Lo siento no quería gritarte…
-Nada déjalo se ve que tenemos un problema de
agresividad descontrolada-dije mientras me levantaba para marcharme.
Angel me cogió del brazo y me acerco hacia él.
-Lo siento, por favor déjame que te explique lo que
paso.
Flashback
(POV Angel)
Me acerco a la barra y me siento en un taburete a la
espera de que el camarero me pueda tomar el pedido. Alguien se sienta a mi
lado, me giro y veo a John.
-¿Qué haces aquí?-me preguntó de forma grosera.
-Pues vine a visitar a Paula…
-Olvídate de ella, ella es mía…
-Paula no es un premio. Es mi novia, pero no
significa que sea mía, no es un objeto que se pueda poseer.
-No, ni es tuya, ni es tu novia.
-¿Qué?
-¿Qué?
-Que te alejes de ella…
-Pues lo siento amigo, pero no me voy a separar de
ella.
Estas palabras fueron lo suficientemente claras como
para prender la mecha. Me levante para dirigirme a mi mesa, pero John me pego
un puñetazo. Claramente yo respondí, le devolví el puñetazo pero con más
fuerza. Entonces la guerra comenzó, cada ostia que él me propinaba, me daba la
fuerza suficiente como para devolvérsela. En ese momento estaba lleno de odio
hacia John, había ido a Londres para estar con Paula, no para propinarle a él
una somanta de ostias, pero él así lo había elegido. Sentía su voz en mi cabeza
diciendo “Paula es mía.” “Aléjate de ella.” Ahora ya no podía evitarlo las
ganas de que se alejase él de Paula y de mi iban en aumento. De repente note
como sin querer le pegaba a alguien, pero ni me inmute, la siguiente persona
que apareció para separarnos era el dueño del local. John fue expulsado del
local y en cuanto a mí, sentí una vergüenza terrible por el numerito que había
armado, pero no pude evitar todavía sentirme más avergonzado cuando vi a la
persona a la que le había pegado sin querer, era Paula. Corrí junto a ella y el
dueño del local que le estaba haciendo unas pequeñas curas.
Angel me contó todo tal y como había pasado, la
verdad es que pienso que se merece una disculpa por mi parte, ya que pensé que
la pelea la había comenzado él.
-Lo siento-le dije-pensé que habías sido tú quien
había empezado.
-Es que desde luego no me dejas que me explique-dijo
entre risas.
-Y tú una agresividad descontrolada- le dije con una
mirada pícara.
-No valen esos juegos-me dijo desviando la
mirada-que por cierto are me tienes que dar una recompensa doble.
-…entonces, eso significa ¿qué estoy perdonada?
-Si, pero eso no significa que no me tengas que
recompensar.
Le sonreí, me acerque a él y le bese, baje hasta su
cuello y le acaricie.
-Paula que estamos en una zona pública-me dijo con
cierto tono de burla.
-Yo no te dije que te fuese a recompensar aquí…
-Ahhh ¿qué entonces vas a darme algo mas que un
beso?
-Perdona…que un beso mío vale por cien mil de
cualquier otra, a que te quedas sin recompensa.
-La recompensa me la tienes que dar igual, más bien
me la debes y si no me la das eres una morosa.
-No no no, perdona pero las recompensas tienes que
merecértelas.
-Y ¿qué es que no me las merezco?
-Nos vamos a casa…
-Pues, ¿no me la vas a dar?
-Te la voy a dar,
pero es que no puede ser en público.-¿Por qué? Con lo que a mí me gustan los retos.
-Es verdad…pero es que con la recompensa que te voy a dar te vas a subir por las paredes y aquí no tienen pared suficiente-le dije pícara.
-Ufff ya empezamos, vámonos a tu casa.
Angel salió como una exhalación y tras de él yo. No tardamos mucho en llegar a mi casa, subimos a mi cuarto, cerré la puerta y que la oscuridad de mi cuarto jugase son nosotros. Angel se tumbó en la cama y yo sobre él, le bese. Le quite la camiseta y seguí con mis jueguecitos.
Bueno espero que os guste el capítulo, sentimos haber tardado tanto en colgar estos últimos capiítulos, pero es que estabamos hasta arriba de examenes. Ahora que llegan las vacaciones intentaremos escribir los capítulos más a menudo. Comentar, besitos.
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